ALBA GARDE OROZ

Como su propio nombre indica, Alba era todo luminosidad y alegría. “¿Y tu quieres hacer el Ángel?” le preguntaban antes de su elección. Y sonreía ampliamente mientras decía que sí con rotundidad.
Y estaba siempre contenta, impaciente y con la mirada chispeante, llena de ganas de que llegara el día.
En los ensayos era infatigable y permanentemente se mostraba risueña y emocionada.
Y el día 5 de abril llegó su momento, el que tanto ansiaba.
Amaneció soleado, y la casa de Miguel Ángel y Ana Mª se llenó de ángeles, como nunca se recordaba. Todos acompañando a la pequeña en su desayuno y después, mientras la vestían.
“Tengo calor” repetía Alba, y luego también mostraba sus enormes ganas de salir cuanto antes hacia la Plaza Nueva. ¡No podía esperar más!
Una vez en la casa del reloj, preguntaba que cuándo la colgaban, porque estaba deseando salir a volar.
Y por fin se abrió el templete y el sol iluminó al primer ángel pelirrojo de la historia. Estaba contenta y relajada. Parecía pensar “por fin, ya estoy aquí que era lo que quería”.Y aunque el velo de María le jugó una pequeña mala pasada, ella no pudo resolver mejor las dificultades y volver a mostrar una amplia sonrisa de satisfacción cuando así lo hizo. Y su alegría inundó la plaza, llena de emoción y de orgullo de ver a su pequeña niña Ángel volar con esa solemnidad con la que Alba lo hizo.