2007
Sereno, con gran seguridad y sonriendo a su paso. Así fue el Ángel del 2007, Juan Carlos. A lo largo de su preparación demostró gran madurez, a la vez que se divertía enormemente ensayando, y se impacientaba por momentos soñando con representar su papel tan perfectamente aprendido. Tantas ganas tenía, que mientras esperaba a que llegara la hora de vestirse de Ángel decidió acercarse a la Plaza Nueva para comprobar si estaba colgada la maroma. Estuvo tranquilo y contento durante toda la mañana del domingo 8 de abril. Y con esa misma actitud voló hacia María. El sol, radiante, iluminó su precioso pelo rubio y su cara con expresión de alegría por ser el Ángel de Tudela. Tan feliz fue, que cuando se cerraron las puertas del templete manifestó que le gustaría hacerlo de nuevo. Su actuación fue sencillamente perfecta e impecable, volviendo a emocionar a todos los que allí nos encontrábamos.