2012
Martín Villanueva Teribia
Érase una vez un niño menudo e inquieto llamado Martín, que soñaba con ser el Ángel de Tudela. Tal fue su interés que sus padres decidieron apuntarlo en la lista de aspirantes para evitar el disgusto del pequeño. ¿Y qué ocurre cuando deseas algo intensamente? Pues que muchas veces se cumple. Y así ocurrió. Martín fue elegido para representar al Ángel el 8 de abril de 2012. Perseverante e incansable, no quería que los días de ensayo terminasen y pedía practicar más y más. Estaba muy seguro de que lo haría estupendamente, y así lo manifestaba siempre que alguien se lo preguntaba.
La mañana del Domingo de Resurrección amaneció fría y con algunas nubes, pero la lluvia no se atrevió a aparecer. La actitud de Martín tranquilizó a sus propios padres. ¡Cómo no había de estar tranquilo si era lo que más le apetecía hacer! Y cómo disfrutó volando. Sonrió a la gente que le llamaba, lanzó aleluyas de forma espontánea a quien se lo pedía. Anunció la Resurrección y retiró el velo como si toda la vida lo hubiera estado haciendo, perfecto. Y quiso volver a salir del templete cuando éste se cerró con él ya dentro. Así se hacen las cosas, con el corazón, como lo hizo Martín.