1974
Según contaba la propia María Alava, Alberto fue un muchacho de gran personalidad y muy inteligente. El mismo fue, el que al salir del colegio se dirigió a casa de María Alava y le dijo que quería hacer de ángel. Dicho y hecho. Realizó una actuación magnífica y con gran ilusión, por lo que repitió al año siguiente aunque el corsé le quedaba muy justo. María relata que la actuación de Alberto “fue inolvidable”. Para él también debió de serlo porque estuvo ayudando a María a vestir al ángel durante algunos años, recordando así sus propias “bajadas”.