El Volatín
La Cofradía, de cuyos fondos se ha pagado hasta el presente siglo el gasto que el “Volatín” ocasiona [a comienzos del presente siglo el Ayuntamiento pagaba 50 pesetas, para que la Cofradía no se viera en el caso de suprimir sus tradicionales funciones de el Volatin y en Angel, sin duda para infundir saludable temor de Dios a los que se atrevan a comulgar indignamente, quiso ponerles delante este espectáculo sin duda alguna grotesco y ridículo.
Es tanto más profana esta alegoría, cuanto que el monigote, a fuerza de dar vueltas y traqueos, suele todos los años deshacerse sus ropas en pedazos a la plaza, poco más o menos como debió suceder a Judas con su cuerpo cuando a la violencia de las contorsiones que debieron preceder a su desgraciada muerte, se desgajó la rama de la cual se había ahorcado, cayó al suelo y, como nos dice el Evangelio, se reventó: Difussa sunt omnia viscera eius.
No es una afirmación gratuita cuanto se dice del significado del Volatín como significado de la muerte de Judas, porque aparte de que así ha venido transmitiéndose de padres a hijos, varias veces se hacen constar algunos detalles en el libro de la Cofradía, cuando se relacionan las partidas de gastos, como por ejemplo: “Por vestir a Judas 17 reales “; en otro lugar de las actas a esta función se le llama “el azotamiento de Judas”.
Así viene celebrándose casi desde los comienzos de la Cofradía, sin que se haya interrumpido más que los cinco años comprendidos entre 1809 y 1813 en época de la Guerra de la Independencia contra los Franceses.
Se celebraba primero en la Plaza de Santa María, en uno de los balcones laterales de la Casa Consistorial, se hacía un árbol de fuego, se quemaban cohetes y la noche del Sábado Santo había hoguera e iluminación en la plaza, para que se vieran mejor los restos maltrechos del Volatín que, según parece, permanecía colgado y estropeado hasta el mediodía de Pascua, lo que indica el deseo de que todos se fijasen en el castigo de Judas, con un fin religioso.