Domingo de Resurección

Si hasta ahora hemos hablado de ensayos ahora hay que hablar de la representación.
Para el ángel y todos los que estamos a su alrededor, amanece muy temprano con los cánticos de los “Auroros”, que a las seis de la madrugada le rondan al Ángel. Luego lo acompañan a casa de Pili Terrén y vuelven a cantar en memoria de María Álava y para todos los presentes.

En nuestra casa apenas hemos dormido, ¿lloverá?, también hemos madrugado hay que preparar todo y llevarlo a casa de Pili, donde desde hace tres años al venderse la casa de María Álava, al Ángel se le viste allí, en el nº 3 de la misma calle, muy cerca de la Plaza Nueva.

Comienza el desayuno del Ángel al que le acompañan alrededor de una docena larga de Ángeles de años anteriores, cada año está más concurrido, es como si al volver a vivir su pasado quisieran animarle en esos importantes momentos anteriores a la ceremonia.
Es momento de charla, de medios de comunicación, de amigos y colaboradores, de anécdotas y también de nervios.

Alrededor de las ocho de la mañana empezamos a vestir al Ángel, Fielmente desde hace mucho años están al pié del cañón con nosotros, ya lo estuvieron con Dª. María, Marcos Milagro, Goyo Terrén, Jesús Lasuén.
Se comienza por el calzón que normalmente se le pone a parte, fuera de la vista de todos, porque así lo manifiesta el niño. Ya en el salón, se le pone la camiseta de felpa gruesa con las bocamangas de la tela del vestido. El corsé es lo que más cuesta porque no tiene que hacerle daño, tiene que quedar bien centrado y la argolla tiene que quedar en el eje de simetría de la columna para que al colgarlo no se desequilibre. Al ponerle el vestido el niño ya se va transformando en Ángel.

Luego vienen las alas que es muy importante colocarlas bien porque se le facilita al niño el movimiento de echarse el velo al hombro. Se le ponen las sandalias, el cíngulo para sujetar el vuelo del vestido, la bolsa de las aleluyas, con muchas dentro. Ana Mª. le pone la corona, le peina, le damos las últimas recomendaciones. Ya es un “Ángel”. Sesión de fotos, firma de aleluyas, para hacer un poco de tiempo y pasarlo a la Casa del Reloj alrededor de las nueve menos diez.

Nuestra obligación es dejar al Ángel a esa hora y en ese lugar al Coordinador de la Ceremonia, Luis Eduardo Gil Munilla. Le acompañan al niño hasta que termina la procesión, Goyo, Marcos y Jesús y el padre del Ángel.
El grupo de colaboradores, con emoción contenida, vemos la ceremonia en la Plaza Nueva, a pié de calle, cerca del lugar del encuentro de la Virgen y el Ángel, viviendo cada momento con gran intensidad, esperando que todo salga bien y que el niño entre de vuelta al templete y se cierren las puertas del cielo.[M.A.V.]