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Víctor pasó a la historia como un Ángel rodeado de cambios. Las obras de peatonalización del centro de Tudela hicieron que el pequeño tuviera que volar sobre una Plaza Nueva peatonal y sin kiosco. La catedral también se encontraba en plena obra de restauración y todos los actos que habían de realizarse en la misma pasaron a la Iglesia de San Jorge el Real, por lo que Víctor tuvo que realizar allí la comunión. Esto obligó a cambiar el recorrido de la procesión. A todo esto hubo que añadirle otra novedad menos conocida: la casa de María Álava ya no se utilizó para vestir al Ángel. Esto pasó a realizarse a la casa vecina, propiedad de la familia Terrén, desde ese año hasta la actualidad. Los Alabarderos tampoco pudieron acompañar al Ángel debido a la lluvia, que además obligó a cubrir la imagen de la Virgen, con una funda de plástico, para evitar daños por el agua. Pero nada de esto afectó al pequeño Víctor. Desde su primer ensayo fue un niño sereno, maduro, y muy seguro. Y el 20 de abril del 2003 hizo su papel con elegancia, templanza y gran delicadeza, encandilando a todos los presentes. Y por supuesto, lanzó "aleluyas" recordando el lugar donde debía de estar el kiosco.
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2002 2004
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