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El personaje más importante de esta ceremonia es sin duda la persona que encarna al Ángel.
Describiremos brevemente cómo se hace la elección en la actualidad y nos remontaremos a cómo se hacía en el pasado.
Desde el año 1999 las familias de los niños que les gustaría que su hijo encarnase el papel de Ángel nos hacen llegar los datos personales del candidato, nombre, apellidos, fecha de nacimiento, colegio, etc. Todos estos pormenores se van recogiendo en una base de datos. Nada más terminar la Navidad, se llama primero al Ángel suplente y a su familia para ver si sigue interesado en ser el Ángel ese año. Si sigue interesado, que es lo normal, y sus medidas son las adecuadas y el corsé le está bien, se le elige Ángel para ese año. Unos días más tarde y viendo la lista de solicitantes, se va llamando telefónicamente a todos los apuntados para que vengan a nuestra casa con los padres. No todos vienen, algunos en ese momento declinan la invitación. De los que vienen se tiene que elegir a uno que debe de cumplir unos requisitos de idoneidad de tipo personal; valiente, arriesgado simpático, extrovertido, conocedor de la ceremonia, que él tenga ganas de hacerlo no la familia, unas medidas corporales; peso, estatura, que el corsé le quede holgado, todavía tiene que esperar un año. Suelen tener seis años de edad para que en el momento de hacer el Ángel cuenten con siete años o como mucho ocho. El promedio de niños a ver cada año está alrededor de 10 o 12 personas, y se va incrementando cada año. De todos, desgraciadamente, sólo uno va a poder ser suplente. Una vez elegidos titular y suplente se dan a conocer, al Ayuntamiento, al Deán y a todo el pueblo de Tudela, mediante los medios de comunicación.
De la elección nos encargamos, por deseo de María Álava, sus sobrinos Ana Mª. Arregui y Miguel Ángel Vallejo y nos ayudan desde hace años, Marcos Milagro, Zoraida Hoyos y Goyo Terrén.
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En décadas anteriores, María Álava visitaba los distintos colegios de Tudela y los maestros o maestras le hacían una primera selección, ella los observaba y elegía al que creía más adecuado, pedía permiso a la familia y si aceptaba, ya estaba elegido. Hasta que se hizo cargo Dª. María a finales de los años 50 y en época de la Cofradía del Santísimo Sacramento, el Ángel era encarnado por un niño de una familia con poca disponibilidad económica o por algún niño residente de la real Casa de Misericordia. La elección la hacía algún sacerdote de la Catedral o anteriormente la Junta de la Cofradía. No abundaban los candidatos. Era costumbre que el niño hiciese el Ángel más de una vez, hay casos de hasta cuatro años seguidos, nos encontramos con auténticas sagas familiares, y la edad estaba alrededor de los nueve ó diez años. También era habitual que el niño fuese visitando los comercios y domicilios tudelanos, vestido de Ángel recogiendo propinas. Un Ángel de los años cuarenta nos manifestaba que, gracias a los donativos recogidos, pudieron vivir algo mejor durante los tres meses posteriores. Con el Ángel Nuevo (1958) y hasta hoy y siguiendo el sentir de María Álava, que el Ángel no recorrería Tudela solicitando ayuda económica, al niño-ángel se le asigna una cantidad de dinero que la familia conseguimos mediante la venta de lotería de navidad.
Es tan grande el número de niños apuntados que tenemos por norma que lo hagan una sola vez.
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