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LA CEREMONIA DEL ANGEL
Habiéndome requerido mis buenos amigos Ana Mary Arregui y Miguel Ángel Vallejo, para que les diera datos de la ceremonia del Ángel, que ellos con tanto mimo y esmero preparan. Todo esto viene a cuenta, porque en casa de mis padres al niño “ángel” se le vistió durante unos cuantos años, puede que fueran, diez o doce, o algunos más. Yo creo, por lo que me han contado familiares, desde los años 40 a los 50 ó 52. Esto se hizo, porque mi padre, Vicente Catalán tenía un primo carnal, que era sacerdote, Don José Pascual Catalán, que vivía con nosotros, y siendo capellán del Hospital, las monjas se encargaban de vestirlo. Pero algo pasó, bien porque las monjas estuvieran muy atareadas o por otros motivos, que desconozco, no pudieron ocuparse de tal evento, y es entonces, cuando D. José decidió pasar esta tarea a mi casa. Recuerdo, que a mi hermano Joselo y a mí, nos bajaban a las 6 de la mañana (entonces se hacía a las 7) a un pequeño cuarto que estaba debajo de la casa, el cual tenía una falsa, y allí se guardaban todos los accesorios. Isabel Blanco y mi madre eran las encargadas de hacerlo, yo me acuerdo perfectamente de la peluca de tirabuzones rubios y de la corona, que limpiaban con “sidol”. El vestido era distinto al de ahora. Era un vestido corto, como de tela de raso y con bordados dorados. Calzaba unas sandalias tipo romanas con cordones, y medias blancas y portaba una banderita que es la que lleva ahora. Nosotros, asistíamos fascinados a este ritual, y aunque era la madrugada teníamos los ojos bien abiertos. Algunas veces, nos acompañaba mi prima Ana Carmen Burgaleta que también se acuerda. Acto seguido se llevaban al “ángel”, y nosotros pasábamos a casa de la tía Josefina para verlo.
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De los niños ángeles, sólo recuerdo a uno que le decían el “Ito” (tal vez Angelito o Joselito), este, creo que lo hizo dos o tres años. Pero una amiga mía me ha dicho que un hermano suyo llamado Julián, también lo hizo. El tío se encargaba de buscar a los chicos en la catequesis de la Catedral. Insisto que fueron 12 ó 14 años, hasta que Don José falleció en 1952. Otra cosa que recuerdo es que mi tía Manuela Malo (casada con el tío de mi padre Juan Almarza) guardaba el pañuelo que cubre el rostro de la Virgen. En aquellos años, la Virgen era trasladada el Sábado Santo, sobre las 4 ó 5 de la tarde hasta la Iglesia del Hospital, llamándose a esta procesión de las “mandarras”, por ir precedida de la “chiquillería”. En los años siguientes, no sé quién se hizo cargo otra vez del Angel. Yo creo que fue María Alava, tía de Ana Mary, y muy vinculada a esta ceremonia, y que a su muerte dejó este “quehacer” a sus sobrinos. Quiero recalcar, que todas las familias que se han encargado los últimos años de todo esto, de mejor o peor manera, lo hicieron y siguen haciéndolo por amor a Tudela, de forma desinteresada y nunca lucrativa, puesto que del Ayuntamiento no han recibido nunca nada, y si lo habrán recibido habrá sido de forma escueta. Si este escrito sirve de algo, me daré por satisfecha, ya que toda investigación que se haga respecto a este acto es poca, y para que futuras generaciones lo sigan transmitiendo tal como se representa, sin desvirtuarlo con modas extrañas, y para que esta maravilla, no desaparezca nunca de Tudela.
Tudela, Agosto de 2005
Maribel Catalán Moreno
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