Tras dos años como suplente, Ismael Miramón realizó su papel de Ángel el 19 de abril de 1992. Año de Olimpiadas en Barcelona, de la Expo de Sevilla y de novedades en el Ángel de Tudela. Dos cosas marcaron la diferencia este año en la entrañable tradición. Ismael, según las propias palabras de María Álava, no se ajustaba a los cánones típicos de la personalidad de los niños que representan al Ángel. No era un niño demasiado travieso e inquieto, sino muy “formal”, serio y tranquilo. Pero además, Ismael pasó a la historia como uno de los primeros ángeles morenos: un precioso pelo castaño y una tez morena marcaron la diferencia en este ángel. Su representación fue perfecta echándose el velo al primer intento. Recibió la primera comunión de manos del Arzobispo de Pamplona Monseñor D. José María Cirarda.