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1 de abril de 1888, Domingo de Resurrección.
La mañana de hoy tiene no pocos atractivos para los católicos, y en especial para los tudelanos, con motivo de la tradicional Bajada del Ángel. Desde las primeras horas de la mañana se nota extraordinario movimiento en las calles y plazas de nuestra ciudad. A las seis de la mañana las campanas de la catedral anuncian la salida de la procesión. Se condujo procesionalmente a S. D. M. acompañado de la cofradía del Santísimo Sacramento, clero catedral é ilustrísimo Ayuntamiento. La procesión ha recorrido las calles de costumbre hasta la plaza de la Constitución, donde ha tenido lugar la ceremonia. La plaza ha presentado un golpe de vista digno de ser fotografiado. Los balcones lucían colgaduras vistosas, ocupándolos una buena parte de nuestra sociedad, en la que brillaron por sus gracias el sexo hermoso. Los rayos del sol se reflejaban en los rostros del inmenso concurso, dibujando con perfiles de luz la alegría a que nos convida la solemnidad. El pavimento lo cubrían centenares de persona, cuyos distintos trajes semejaban un inmenso bazar. Muchos forasteros nos han honrado con su visita. Los menos madrugadores abandonan en esta mañana el lecho, contra costumbre. Los tudelanos ausentes evocan desde sus puntos de residencia un recuerdo a esta original mañana. A continuación se ha celebrado en la Catedral una fiesta con sermón, que ha dicho el padre capuchino.
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